Intercambio comercial entre Colombia y Estados Unidos, el atenuante de la crisis en el 2020
Publicado el 19 marzo 2021
El buen desempeño de las exportaciones no relacionadas a minería o combustibles, especialmente agrícolas no tradicionales, permitió contrarrestar el impacto de la pandemia.
La desaceleración económica ocasionada por las medidas para frenar los contagios de COVID-19 ha sido particularmente fuerte para países altamente dependientes de la exportación de combustibles fósiles. A la reducción del precio del barril de petróleo desde un rango cercano a los US $60 por barril hasta otro de US $40 e incluso inferior durante los tres primeros trimestres del año pasado, se sumó una menor demanda por carbón debido al cambio de tecnología en la generación de energía y a la paralización.
En términos generales, esto ocasionó que las exportaciones colombianas se redujeran en 22% durante el 2020 en términos de valor. Pero hubo excepciones, y los productos relacionados a consumo básico o lujos asequibles, como alimentos y flores, tuvieron una demanda creciente. Según destacó el diario El Tiempo, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reportó que los ingresos generados por las exportaciones agrícolas aumentaron 7% y alcanzaron su máximo nivel en la historia.
Productos al alza
El contraste entre los productos agrícolas y energéticos o vinculados a la construcción es claro. El único caso en el que se registró una disminución fue en el café, pero el alza de los precios la compensó y las exportaciones sumaron US$ 2,400 millones, frente a US$ 2,200 millones del 2019.
El banano Cavendish es la variedad más exportada del fruto, que además difícilmente será consumido con menor frecuencia debido a su bajo costo y su alto valor nutricional. El aspecto más relevante para este caso es la producción, que depende de las variaciones de clima y del adecuado manejo de los cultivos para prevenir las plagas. A pesar de la ausencia del pico de la campaña del segundo trimestre, el 2020 fue un buen año.
Las rosas también tuvieron un buen pico, específicamente en la campaña de febrero por la fiesta de San Valentín. El resto del año, las ventas se mantuvieron fuertes a pesar de los problemas en la economía internacional, resaltando la cualidad de lujo accesible.
El limón y la tilapia han tenido un nivel de ventas particularmente bueno en la segunda mitad del año. En el caso del primero de estos dos productos, el alza es resultado de una introducción de nuevos cultivos de exportación: el valor de los envíos al exterior era de apenas US$ 6 millones el 2015, y el año pasado alcanzó los US$ 31 millones. En el caso de la tilapia, el alza es menos pronunciada porque el producto ya estaba consolidado, con 5.1 millones de tn el 2015, frente a 7.5 millones de tn el 2020, que generaron US$ 42 millones y US$ 44 millones, respectivamente.
Finalmente, si bien forma parte del portafolio tradicional, no puede dejar de mencionarse al oro. En medio de la turbulencia financiera, este metal precioso suele ser el refugio de los inversionistas más conservadores, y su demanda y precio crecen cada vez que hay una crisis. En paralelo con los productos agrícolas, fue el principal elemento que contuvo la desaceleración de la economía colombiana.
Productos a la baja
En contraste, como se mencionó al inicio de la nota, las ventas de los combustibles fósiles y los productos industriales relacionados a la construcción tuvieron un desempeño adverso. En la siguiente tabla, se muestra los casos más emblemáticos en comparación a los dos años anteriores.
El petróleo y la hulla son dos caras de una misma moneda. Reflejan la caída de la demanda internacional como resultado de la paralización del transporte y el menor consumo de electricidad, y la presión de la política internacional. En el caso del petróleo, hubo un exceso de producción por las batallas entre Rusia y Arabia Saudita, mientras que en el del carbón, el reemplazo de plantas de carbón por otras de energías renovables es irreversible, y por eso la tendencia a la baja es más sostenida.
Por último, también en respuesta a la menor actividad económica a nivel industrial, la demanda de puertas, ventanas y marcos se vio duramente impactada. El 2019 había sido un buen año, pero se retrocedió todo lo avanzado y es de esperar que el 2021 tampoco sea el mejor año para este segmento, al menos en el primer semestre. Sin embargo, Colombia cuenta con una industria consolidada en el rubro que puede recuperarse rápidamente si mantiene su competitividad.
Para cerrar el análisis, no puede dejar de mencionarse al café, cuya baja en términos de cantidad no resultó de una caída en la demanda, que se mantuvo fuerte, sino más bien a un factor climático que es fundamental para el desempeño de los productos agrícolas. El 2020, la producción fue 6% menos en comparación al año anterior debido a asuntos relacionados a la floración del 2019, que además llevó a concentrar la cosecha en el segundo trimestre.
¿Se repite el patrón?
Todo indica que el 2021 será un mejor año para las exportaciones colombianas, especialmente por la recuperación del precio del petróleo. Sin embargo, las ventas de productos agrícolas y acuícolas de exportación han mostrado ser resistentes a las circunstancias adversas, y la recuperación económica de este año no debería sino impulsar aún más su avance.
Las condiciones están dadas para que la economía colombiana experimente el rebote que necesita luego de la paralización por la pandemia. Pero sin el aporte del componente no energético, esta sería una realidad más lejana. Cabe resaltar que Estados Unidos tendrá un rol particular, ya que si en plena crisis registró un alza de 10.3% en el valor de sus importaciones de productos colombianos no mineros ni energéticos, más alta desde el 2013. Si esos son los resultados en tiempos difíciles, con una economía que ha recibido un estímulo fiscal de US$ 1.9 billones y pronto tendrá a sus agentes en pleno movimiento tras la vacunación total, esperada para julio, el alza puede ser aún mayor.
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