¿Qué compra Estados Unidos a Latinoamérica?

Publicado el 20 octubre 2020

Conozca con Veritrade cuáles son los principales productos que este país importa desde territorios al sur de su frontera y cómo han evolucionado sus ventas recientes.

El continente americano tiene la ventaja de estar integrado longitudinalmente por dos océanos, y en el caso de Centroamérica y Norteamérica, incluso por carretera. De esta forma, la cercanía y accesibilidad a Estados Unidos son ventajas para las economías de todos sus demás países. En esta nota, la información extraída del portal de Veritrade muestra cómo la diversidad y magnitud de las compras hacen que se trate del destino más importante en términos de valor a nivel mundial, a pesar de ser el segundo en tamaño, por debajo de China.

Importaciones desde México

México es por lejos el país más rico en demanda estadounidense. Tanto materias primas, como bienes intermedios y terminados, forman parte de los principales elementos de su portafolio. La base proviene de una mezcla de recursos naturales con la ventaja competitiva de contar con mano de obra de menor costo.

Como dato interesante, el monto generado por los envíos desde México hacia Estados Unidos es superior al PBI de cada uno de los demás países analizados en esta nota. El tamaño de la industria automotriz es especialmente grande, junto con los hidrocarburos.
En términos generales, estos rubros han sido afectados por la pandemia del COVID-19, ya que están estrechamente relacionados al consumo y a la actividad económica general, afectada por las restricciones a la movilidad y aglomeración. Sin embargo, la industria tecnológica no se ha detenido.

Importaciones desde Colombia

Colombia, en cambio, marca la separación geográfica entre México y los demás países del continente, dependientes de sus recursos naturales. Su geografía, principalmente compuesta por bosques lluviosos y rica en yacimientos de combustibles fósiles, determina la composición del portafolio.

Los hidrocarburos traídos a Estados Unidos son tanto livianos como pesados, mientras que el carbón es otro elemento fundamental en su oferta. El otro producto no agrícola destacado es el oro, exportado como barras de doré, una aleación de oro y plata utilizada para el transporte internacional del metal precioso. Por el lado agrícola, el café tiene el espacio que amerita el cultivo emblemático del país, mientras que la floricultura es una industria que se ha mantenido sólida y es otro ejemplo de valor agregado y cooperación con pequeños productores.

En cuanto a los meses recientes, no se observa una estacionalidad marcada en la lista de los diez principales, espacialmente por la preponderancia de productos fósiles. Cabe mencionar que en el caso del propano, el alza del precio en comparación al mismo trimestre del año anterior, generó un mayor valor en las ventas. Entre junio y agosto del 2019 el precio cayó de aproximadamente US$ 0.5 por galón a unos US$ 0.4, mientras que este año se mantuvo alrededor de US$ 0.5, y al mismo tiempo aumentó el volumen enviado. Esto ocurrió incluso a pesar de la eventual necesidad de importar gas en Colombia, lo que indica cierta flexibilidad en el manejo de los destinos de los inventarios por parte de los productores, para aprovechar ventanas de mercado si el menor costo del gas importado lo hace políticamente viable. Mientras tanto, el oro se ha comportado como refugio ante la incertidumbre.

Sin embargo, estos dos casos no han sido suficientes para compensar la caída en el precio del petróleo, las menores ventas de carbón por la tendencia a desactivar las plantas generadoras de energía con altas emisiones de dióxido de carbono, y otros productos como los textiles, vehículos y sus partes, plásticos e insumos industriales.

Importaciones desde Ecuador

El portafolio exportador ecuatoriano es similar al colombiano. En el caso de los productos agrícolas, el banano es a este país lo que el café es para Colombia, mientras que la acuicultura ocupa un lugar superior solo comparable al caso chileno, con los camarones y salmones, respectivamente. Es interesante notar la mayor relevancia de Estados Unidos como destino en comparación a Colombia: a pesar de que su PBI es tres veces menor, sus exportaciones equivalen a la mitad de las colombianas.

En cuanto a la evolución reciente, la caída es comparable a la de Colombia en términos de magnitud, pero no en composición. Esto se debe a la caída desde un rango cercano a US$60 por barril de petróleo en el trimestre junio-agosto del año pasado, a uno de aproximadamente US$40 en el mismo periodo de este año, también como resultado de la pandemia. En la contraparte, salvo por el caso del banano fresco, los productos agrícolas han sido un claro ejemplo de los beneficios de la diversificación y de la resistencia de la industria alimentaria a la crisis.

Importaciones desde el Perú

El portafolio exportador peruano comparte la dependencia de recursos naturales, con un balance un poco más equilibrado entre hidrocarburos, productos agrícolas y minerales. En estos últimos, el cobre y los otros complementos resultantes de los yacimientos polimetálicos en los que se extrae el metal rojo, tienen una participación alta. Es importante destacar que desde la década del 90, la agricultura peruana fue revolucionada con cultivos de alto valor en la costa, a cargo de empresas que trabajan con grandes parcelas, sobre la base de la experiencia técnica chilena y estadounidense y en aprovechamiento de la latitud geográfica del país.

La disminución de las exportaciones peruanas se explica por el lado de los metales industriales, relacionados a la caída en la actividad económica. En la contraparte, la mayoría de productos agroindustriales han tenido un buen desempeño, con lo que se resalta la resistencia explicada en el caso de Ecuador. Las paltas, sin embargo, fueron afectadas por una caída en los precios ocasionada por mayor oferta estadounidense y mexicana, que no compensa la mayor producción.

Importaciones desde Chile

Chile tiene un portafolio que se diferencia del resto de la región por la ausencia de bosques lluviosos y selva, de manera que no hay frutos tropicales. Tampoco tiene una oferta considerable de hidrocarburos, por lo que su lista se parece a la del Perú en las parte minera y agrícola moderna. Asimismo, comparte una diferente oferta maderera, basada en sembríos de eucalipto y bosques de pino, y en el caso de la acuicultura se centra en el salmón. También hay un componente pecuario importante, tanto en aves como en cerdos y vacunos.

En vista de la dependencia de la industria, el portafolio exportador chileno tampoco ha sido ajeno a la caída de la economía global. Sin embargo, la parte agrícola, acuícola y forestal ha mostrado buenos resultados. Una vez más, el caso chileno demuestra la importancia de que un país tenga una oferta exportadora lo más diversificada posible, siempre de acuerdo a las posibilidades de los empresarios dentro de un marco competitivo.

Lo que implican las elecciones de noviembre

En general, la relación comercial de Estados Unidos con los países latinoamericanos es bastante cercana, a excepción de Venezuela. La cercanía se mantiene incluso en el caso de México, luego de la tensión originada por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) y su reemplazo por el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA).

Para México, esto significa que si Donald Trump gana las elecciones no habrá que tener una postura proteccionista frente a su industria, como sí ocurrió en las elecciones del 2016. Lo que está en juego esta vez es el tipo de ajuste que tendrá el mercado internacional como consecuencia de tres factores: la guerra comercial con China, la política energética y el marco tributario.

Si Joe Biden es elegido presidente, las exportaciones de combustibles fósiles serán afectadas por menores precios debido a la apuesta del Partido Demócrata por las energías renovables. En la contraparte, esto sería compensado por un mejoramiento de las relaciones con China que podría llevar a los metales industriales al alza, en beneficio de Chile, el Perú y México.

Mientras tanto, los desempeños del consumo y la inversión en infraestructura, serán las otras dos variables a tener en cuenta para saber qué pasará con la demanda de alimentos y bienes intermedios, respectivamente. Esto dependerá, en primer lugar, del manejo del estímulo económico para recuperar al país de la pandemia del COVID-19, seguido de la capacidad de ejecución de proyectos de infraestructura y la reactivación de la confianza de los inversionistas.

Pero si algo es aún más incierto, es la magnitud que tendrá cada movimiento resultante de las acciones de las diferentes posturas políticas. Mientras tanto, los exportadores deberán trabajar en adaptarse a cada escenario y aprovechar o resistir de la mejor manera según las circunstancias que se den para la venta de sus productos.

Para más información sobre las importaciones estadounidenses, puede entrar al portal de Veritrade.
Solicite su prueba gratis en https://bit.ly/3kjF70A

Volver