Las primeras exportaciones latinoamericanas expuestas al coronavirus

Publicado el 08 abril 2020

China fue el primer punto de explosión de la crisis que ha paralizado a todo el planeta. En esta nota, se analiza los primeros productos que podrían haberse contagiado con su cuarentena.

Una de las ventajas de la globalización es la posibilidad de explorar nuevos destinos para el intercambio comercial. Esto ha sido muy bien aprovechado por la mayoría de países, que se ha visto especialmente beneficiada por la mayor interacción de China con el resto del mundo desde los 90 y, especialmente en el siglo XXI.

Sin embargo, ha sido la misma interacción entre diferentes países la que ha propiciado la propagación del coronavirus al nivel que llevó a la paralización generalizada de la actividad comercial a nivel global. Es de esperar que vengan años duros para la economía de todos los países, pero aún no es posible prever cuál será la magnitud del daño ocasionado por la paralización de actividades productivas.

Afortunadamente, el sector alimentario puede mantener su producción debido a su necesidad para la subsistencia, y los puertos tampoco han sido cerrados. No obstante, la demanda definitivamente se verá reducida por el descomunal choque que recibirá el mercado laboral ante el ajuste de la oferta frente al reto de haber dejado de operar por semanas de manera forzada.

Por el momento, queda esperar las primeras cifras para tener una idea de los primeros impactos en el sector real. En este sentido, la variación del valor de los envíos a China puede servir como una primera medición de lo que vendría después. En la siguiente tabla, se muestra el valor de las exportaciones de distintos países latinoamericanos a este destino, en la que se puede percibir la exposición de cada uno de ellos a lo que ocurra en él.

La mayor vulnerabilidad de Chile y el Perú se explica por su dependencia del cobre, metal del que son los dos principales proveedores para el país asiático, que por cierto, compra el 40% del mismo a nivel global.

En términos generales, los países latinoamericanos son proveedores importantes de minerales que abastecen a la industria china, y que definitivamente están expuestos a la desaceleración de su economía, que este año crecería al nivel más bajo en tres décadas. De la misma forma, las exportaciones de alimentos y bebidas se verían afectadas por la menor demanda, lo que llevaría a que productos que habían tenido un crecimiento sostenido en el valor de sus exportaciones durante años debido a su introducción como alternativa cuando el resto de países no producen, o simplemente debido a la enorme cantidad de comensales que no pueden ser abastecidos con la oferta local con calidades o precios tan competitivos, se verán afectadas. En las siguientes tablas, se muestra la relevancia de los envíos latinoamericanos.

El reto de recuperar el terreno perdido será grande, pero no se debe sucumbir ante el pesimismo. Será fundamental aceptar la posibilidad de enfrentar un ciclo de regeneración económica que tendrá implicancias de mediano y probablemente hasta largo plazo, y sobre todo, adaptar los modelos financieros y operativos a las nuevas realidades para mantener los negocios a flote. La lucha recién comienza, y debe iniciarse con aplomo.

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