Exportación de oro en Bolivia registró alto nivel de crecimiento

Publicado el 12 junio 2019

Las condiciones financieras internacionales han llevado a los bancos centrales a demandar más oro, y los productores altiplánicos han podido aprovecharlo.

A pesar de las variaciones, el 2018 fue un buen año para el mercado del oro, luego de haberse registrado un traspié en el 2017 que interrumpió la recuperación posterior al reacomodo del dólar ocurrido el 2015. De esta forma, los países que producen el metal precioso se han visto beneficiados por la mayor demanda de bancos centrales.

El mercado internacional ha hecho fluctuar los precios según la percepción de riesgo en respuesta al desempeño de los indicadores de crecimiento, la tensión política y las decisiones de la Reserva Federal Estadounidense. Este último ha llevado a una menor presión sobre el dólar en vista del fin de las alzas en la tasa de interés de referencia, por lo que muchos bancos centrales han optado por incrementar sus reservas en oro.

Esta última tendencia al alza ha coincidido con las temporadas de matrimonios en India, correspondientes a los periodos octubre-diciembre y abril-mayo, de manera que el impulso ha sido aún mayor. Por último, cabe añadir que se ha desarrollado cierta impaciencia por la acumulación, ya que se espera que el precio aumente aún más a lo largo del año, justamente en vista de la eventual mayor demanda de algunos bancos centrales.

En la siguiente tabla, se muestra el efecto de esta coyuntura en las exportaciones de oro boliviano, y se enfatiza la mayor alza lograda durante los primeros meses de este año.

Esta alza coincide se logró gracias a un aumento en la cantidad enviada y al aumento del precio, cuyo promedio fue 2.3% mayor en el 2018. Cabe precisar, sin embargo, que ambos años tuvieron vaivenes, y que el 2017 cerró con una caída prolongada, mientras que el 2018 la trayectoria fue en forma de U, con un alza inicial, una caída en el segundo trimestre y una recuperación en el tercero.

Un dato importante es que las exportaciones bolivianas se dan hacia mercados que demandan más oro físico, como la India y los Emiratos Árabes, a diferencia de su Perú, que exporta a mercados de grandes refinerías y almacenamiento de valores, como Suiza y los Estados Unidos. En la siguiente tabla, se ve la distribución de los destinos.

Otro dato importante es que la dinámica de los mercados puede ser distinta. En el siguiente cuadro, se ve cómo el desempeño de los mercados asiáticos y árabes puede ser distinto al de los norteamericanos.

En el mercado estadounidense, el impacto de la política monetaria es nulo porque se trata del país que controla el dólar, y justamente confía y ata su desempeño al comportamiento de su propia economía. Mientras tanto, en Canadá la demanda obedece a patrones distintos al de los países asiáticos y Rusia, cuyo banco central es el principal comprador de oro como reserva.

Dicho esto, es importante llamar la atención sobre el origen de la producción de oro boliviano y las exigencias de los mercados internacionales en torno a las condiciones ambientales y laborales en las que es producido el oro. Su extracción en ríos suele implicar la participación de pequeños productores que aún ven atractivo operar bajo menores márgenes, a diferencia de las grandes empresas que buscan yacimientos de gran escala para ser explotados en socavones o tajos abiertos.

El reto de trabajar en balance con la ecología y el respeto a los derechos laborales es grande. Por lo demás, el mercado internacional parece traer buenos vientos para los exportadores de oro boliviano, que generarán más divisas para el país altiplánico.

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